Seguiremos insistiendo en la necesidad de definir un modelo de desarrollo local donde se reflejen unos objetivos a medio y largo plazo que hagan de este pueblo un lugar atractivo para la convivencia de sus vecinos y sus visitantes.
El modelo político actual es transmitido a lo largo de varias generaciones con los resultados que no hace falta detallar. Claramente estamos perdiendo la posición ante la fuerza y desarrollo de otros pueblos limítrofes como Buitrago o Bustarviejo por no citar Venturada (Cotos de Monterrey) Pedrezuela, Guadalix o el Molar, con crecimientos económicos y de población nada comparables desde 2008.
Si analizamos los datos publicados el año pasado y que volveremos a actualizar cuando dispongamos de información pública actualizada, comprobaremos que estos son el reflejo de un municipio sin proyecto, sin objetivos comunes, si planificación y sin una visión futurista e ilusión en ser algo más que ciudad dormitorio.
El análisis de las cifras se refleja en el número de bancos, papelerías, pastelerías, bares, etc., sector servicios que antaño generaban empleo local una vez desaparecidos los sectores primarios. Hoy, con niveles mínimos en el sector de la construcción y compra/venta de viviendas, baja en la demanda de alquiler ,y una parte importante del empleo está basado en la administración pública con 119 empleados de los cuales 47 viven en la cabrera, (de estos, 33 pertenecen al Ayuntamiento) y 72 en otras localidades. En definitiva un 25% del empleo no genera valor económico.
La pérdida de población de los últimos años es un reflejo de lo anterior y no es importante la dimensión, si lo es la calidad de vida, el orgullo de pertenecer a un lugar con un espacio común respetado, protegido y solidario al que identifica un nombre diferenciador de otros. Sin olvidar el concepto de Autonomía que deberíamos considerar en su verdadera dimensión, entendido como la capacidad de regirse y administrarse y gestionarse por si mismos.
Tendremos que cambiar la gestión pública municipal, es decir, el conjunto de políticas y acciones en las estructuras orgánicas, funcionales y legales que permitan aplicar recursos humanos, financieros y materiales que se traducen en bienes y servicios públicos para la atención y resolución de las demandas y problemas de los vecinos. Los responsables directos de esta gestión son: el gobierno municipal como aquel que decide las políticas y el aparato administrativo como ejecutor operativo de las mismas.
Necesitamos programas y planes una vez que se conocen las necesidades de los vecinos y cada concejal debería tener un plan y un programa de su concejalía mirando de reojo al cumplimiento del programa electoral o a otros objetivos más ambiciosos que surgieran. No podemos ir al tran-tran, dando solución a lo urgente que puede no ser lo necesario.
El gobierno municipal debe gobernar. Y gobernar es conducir la nave municipal hacia los fines y aspiraciones de la población, pero cuales son los fines si no tenemos presupuesto para inversiones ni competencias en Sanidad, educación o Servicios Sociales. Que programa podemos hacer en deportes si pagamos a otros para que ganen dinero con nuestros deportistas, que podemos decir del programa cultural, ese índice que se repite todos los años de la misma forma y frecuencia.
Estas son las razones para no aceptar un debate sobre “El estado del municipio” por parte del gobierno local: “No tenemos nada que debatir, nada tenemos en mente porque tenemos mayoría y estamos aquí para gobernar, entendiendo por gobernar ver cómo va la obra, firmar la licencia del arreglo del baño, denunciar al que aparca en la línea amarilla…”.
Tenemos carencias en educación, cultura, tasa de paro, comunicaciones con Madrid, seguimos sin casa de juventud, 37 calles sin asfaltar, unos establecimientos públicos que no resisten la crisis económica que padecemos desde hace años, disminuye la población, y lo poco que hemos heredado de etapas anteriores lo cedemos porque otros lo hacen mejor a base de pagar esos servicios más caros que si fueran municipales y por eso son privados ese margen del 10 % de Gastos generales y 10% de beneficio que se lleva el promotor es lo que pagan los vecinos por encima de lo que le costaría al ayuntamiento.
Este es el debate que pretendíamos tener, donde cada uno pone encima de la mesa sus argumentos, incluso sabiendo que en el último de los casos, se hará lo que diga la mayoría. Pero con argumentos sólidos, respaldo técnico y transparencia en la decisión
Seguimos teniendo la ilusión y soñando, si soñando, ver un día a unos concejales presentar un plan hasta final de legislatura, un alcalde dirigiendo y coordinando cada uno de los planes y proyectos y una oposición dando argumentos que mejoren los objetivos y haciendo transparente la política local, sin olvidar a los vecinos asistiendo a los plenos y participando de las decisiones públicas o al menos enterándose de que pasa a su alrededor, desde el lugar más solemne y oficial. Si, tiene que pasar tiempo hasta que perdamos el miedo a la identificación y entendamos que conocer lo que pasa y pasara en tu municipio, es un derecho que tenemos como ciudadanos, asistir a los plenos no es estar a favor o en contra de nadie, más bien una obligación, conocer dónde va el dinero de nuestros impuestos es una necesidad. Esto sucederá por tres razones, la primera por la incidencia de las redes sociales, la segunda porque la cultura en la medida que es más transversal genera necesidades democráticas y la tercera porque cuando se llega a un punto de subsistencia los que empiezan a perder son aquellos que más patrimonio tienen, este no se revaloriza, ni produce márgenes de ahorro suficiente como para permanecer impasibles a un deterioro económico en su entorno. La pérdida de los 4 millones de euros anuales que salían en el informe del año 2014 de las declaraciones de la renta del conjunto de La Cabrera, no sale de dividir el global de los ingresos entre el número de habitantes a partes iguales.
Cuando se invierta esta tendencia que ya dura 9 años, no habrá sido un mérito de la oposición poco habremos podido hacer más que advertir e informar de la situación pasada y actual, seguiremos insistiendo que un ayuntamiento no es un banco, igual que insistimos en la legalidad de utilizar el dinero del banco en la compra de fonsana, año y medio nos costó convencer al secretario y al alcalde para que diera instrucciones claras a este. Año y medio llevamos pregonando la obligación del inventario y las amortizaciones, la implantación de la ley del suelo y parece que hoy ya no se discute de esa obligatoriedad. Siete meses para que el alcalde entienda o mejor escuche el proyecto de la zona, el geoparque que se está montando desde Buitrago a Talamanca donde nosotros estamos en el epicentro de esa zona geológica, pero en el extrarradio de la voluntad política.
El pasado lunes fue la reunión, esperaremos ver la evolución y el compromiso.