Reflexiones sobre el modelo democrático

Comenzamos este artículo admitiendo que ejercer la oposición como mecanismo legalmente establecido de control y fiscalización al equipo de gobierno no es tarea fácil, menos aún en el ámbito de un pueblo pequeño.  Inaugurar una plaza, calle o centro de mayores es un acto alegre y conecta rápidamente con el electorado, se sale en la foto de los medios de comunicación y estos actúan como altavoz de los logros de un gobierno. Preguntar cuánto costó, a quien se adjudicó la obra y si esta era preferente o había otras necesidades , no lo es  tanto , pierde el interés de los medios de comunicación, produce un sinfín de incomodidades a quien pregunta, parece más una intromisión que una obligación.

Si la oposición denuncia que un establecimiento de pública concurrencia, viene ejerciendo una actividad de hostelería durante meses, sin las preceptivas licencias, no hay duda de que está cumpliendo con su cometido, pero el efecto es que la familia afectada muestra su agradecimiento infinito, naturalmente en la urnas, hacia el grupo de gobierno por mirar a otro lado y consentirlo, mientras retira el saludo y con frecuencia cosas más desagradables a quienes lo denunciaron. Con el efecto añadido de que quien gobierna, ya se encarga de vender oportunamente el favor y hacer ver lo malos, malísimos, que son quienes están en la oposición, que podrían hacer que se cerrara el establecimiento.

A mayores, se exige que la oposición se ejerza de manera leal y responsable y ambos conceptos suponen un esfuerzo adicional. Además de difícil de interpretar  y ponemos un ejemplo:

Nuestro ayuntamiento no tiene registrados una serie de inmuebles, entre otros, el propio edificio del ayuntamiento, el Centro Comarcal de Humanidades, etc.,  para cualquier vecino que tenga en propiedad un inmueble, sabe los riesgos que tiene esta situación jurídica. Ante nuestra denuncia de tal situación con bienes patrimoniales no registrados,   el alcalde  contesta que:” lo que quiere la oposición( Participa la Cabrera ) es que el ayuntamiento se gaste el dinero” , la pregunta es ¿de quién es la lealtad y la responsabilidad, ¿ y que ocurre si la responsabilidad es del equipo de gobierno y este no lo registra?  Igual que hicieron tolos los regidores anteriores.

Es evidente que no ocurre nada, igual que no ocurre con mociones aprobadas incluso por unanimidad del pleno. Tendremos tiempo de comentar  que los acuerdos adoptados, suponen un intento por parte del grupo de gobierno de anular de hecho, la labor de la oposición, por el simple procedimiento de olvidar los acuerdos del Pleno.

Idéntica maniobra al no dotarnos de los medios humanos que aseguren la presencia más o menos permanente y en horario matinal de un punto de información y trabajo en el consistorio,

( en nuestro caso ni tan siquiera nos facilitan un espacio físico). La abismal diferencia entre recursos y medios disponibles para los representantes electos, según seas de uno u otro partido, son síntomas de que este juego de apariencias al que llamamos democracia, tiene aún mucho que mejorar.

 

Donde hacer oposición

Pero si importante es como hacer oposición, aunque sea ingrata, tenemos que reflexionar también sobre el lugar donde debe hacerse y adelanto ya, que tal sitio no es otro que la sede municipal y sobre todo en el salón de plenos, lugar que tampoco es muy frecuentado por los vecinos , ya que son pocos los que asisten y muestran un interés real por el conocimiento de la cosa pública, algo que también contribuye a esta ingratitud , aunque es su descargo está el hecho de no admitir preguntas al finalizar el pleno.

Pretender que los concejales salgamos a pregonar estas y otras cuestiones por los bares, no es solo absurdo e ilógico, sino que podría ser hasta ilegal. No descubrimos nada si decimos que lo normal, es que la gente vaya a los bares como lugar de esparcimiento y a pasar un rato con amigos o familiares, intentar entrometerse en estas relaciones para hacer denuncias, críticas o apología política está fuera de todo lugar, para nosotros. Dignificar la política, ahora tan denostada, requiere entender cuáles son los espacios y los tiempos para ejercer esa labor. Pero tampoco hay que olvidar que los concejales tenemos conocimiento por el ejercicio del cargo, de datos que afectan a terceros que tienen carácter reservado o privado, acudir a un bar para airear las vergüenzas de un vecino que no paga los impuestos o contar a quien se le abre un expediente sancionador por realizar una obra ilegal, está claro que transgrede la más elemental legalidad.

Conclusión

La labor de oposición no es simplemente ingrata por haber conseguido menos concejales que los que gobiernan, sino que con frecuencia los es, por la incomprensión de algunos vecinos, que sin interés por conocer su actividad de primera mano, le exigen cosas que no están a su alcance.

No podemos olvidar que la legislación en materia de régimen local otorga a los alcaldes importantes competencias, que les permite tomar decisiones sin que tenga que aprobarlas el pleno  e igualmente recordar, que las corporaciones locales  se rigen por la regla de las mayorías y la oposición, lo es, por estar en minoría.

No va a ser fácil, un injusto sistema legal, una democracia imperfecta, una mayoría absoluta y un pueblo y un ayuntamiento demasiado acostumbrado a estas formas de gobernar, forman parte de las reglas del juego en el que vamos a participar esta legislatura.

Y como buenos jugadores, contamos con una estrategia: la fidelidad a nuestros votantes, la coherencia con nuestros valores, la búsqueda del beneficio público, la transparencia y la participación ciudadana.

Esto acaba de comenzar.

 

 

 

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